lunes, 16 de junio de 2008

"Ahí le mandaron saludos..."

Aunque la palabra no está en el diccionario que suelo consultar, forma parte de mi léxico desde que se la escuché por primera vez a mi entonces maestra de castellano, por allá en el año 1986. Mis ingenuos once años apenas daban para asociar las dos partes que la componen, pero su cabal significado lo vine a entender un tiempo después, cuando se convirtió en una de mis características (¿defectos?) más notorias.

"No seas PSICO-RÍGIDO".

En algunas ocasiones, puede ser de utilidad. Y por fortuna, la mayoría de quienes me rodean son seres con un alto grado de sensatez, así que toleran mis supuestos excesos de rigor asumiéndolos como parte de la diversión. Los que no lo toleran, se abstienen de rodearme. Así que vale el crédito para mis amigos, familiares y compañeros de espacios variados por su paciencia. Tendré que encontrar la forma de crear una categoría dentro de estos escritos para cobijar los muchos que podrían involucrar el asunto.


El cuento va a que recientemente volví a poner en tela de juicio la utilización de algunas expresiones cotidianas, comunes en las conversaciones informales que a diario tenemos. El interlocutor relajado sencillamente las utiliza por costumbre, en realidad pocas veces toma conciencia de su significado y avanza en su charla con desparpajo. Yo no lo logro.
Vino a mí de nuevo la inquietud por un mensaje escrito que leí en el "muro" de una amiga en facebook. Un fulano le escribió un par de frases, finalizando con "un abrazo gigante". ¿Será que soy muy corto de imaginación, o que mi computador es muy viejo para transformar esas palabras en algo real? Pero ¡no me jodan! ¿cómo le dan a uno un abrazo por teléfono o en papel o en una fría pantalla de rayos catódicos? (o LCD, insisto, mi computador es viejo).
Tal vez no soy corto de imaginación ni mi computador está desactualizado. Sencillamente soy algo insensible a ratos.

Y para que el título de esta entrada cobre sentido -ya algunos lo habrán deducido-, mi desahogo es por una de las expresiones más gratuitas, facilistas, poco rígidas y oportunistas que casi a diario perturba mis oídos: "Saludos de Xxxxxx", "Ah, ¿estás hablando con Yyyyyy? ¡Mándale saludos de mi parte!", "¿Se va a ver con fulanita? Que saludos".

Uno de los mejores inventos (aunque no sea del todo acertado llamarlo así) de la humanidad, son las comunicaciones. Base de las relaciones, útiles para sobrevivir, imprescindibles para vivir. A diario somos emisores, canales y receptores de mensajes, contamos con herramientas y tecnología que permiten "darle la vuelta" al planeta en segundos, ponernos en contacto con casi cualquier persona, alimentarnos de mundo. No obstante, siento que hemos abusado de lo que creamos, y hoy en día nuestras conversaciones, escritos, mensajes y buena parte de la producción del intelecto humano están cargados de ornamento, adornos innecesarios, frases y palabras fáciles, expresiones gratuitas y sin sentido que se convierten en "relleno". Para la muestra, este botón que acaban de leer.

Me encanta que me saluden personalmente. Así sean dos palabras, no lo hagan a través de terceros.

martes, 27 de mayo de 2008

Las reglas del juego (I)

* Entrada publicada originalmente el 11 de noviembre de 2006 (edición revisada).

Las reglas del juego


Hace noventa segundos oprimí la tecla "F5" para recargar la información de la entrada que llevaba editando durante, aproximadamente, media hora. El afán logró cobrarme la primiparada, pues ignoré la advertencia EXPRESA que la acción arrojó, y el resultado fue el esperado: Perdí mi trabajo...



El consuelo:
estoy escribiendo -así sea para contar que me pifié- mi segunda entrada. Y para aprovechar el contexto, se me ocurre comenzar con algo que tenía planeado publicar más adelante: un conjunto de "pseudo principios" que, a mi lego juicio, deben acompañar este ejercicio.
* Respeto. Entendido como asumir la diferencia, transigir posiciones, expresar honesta pero diplomáticamente los puntos de vista y réplicas. (Nota 2008: el autor se reserva el derecho de eliminar comentarios irrespetuosos o que atenten contra los principios de este espacio... a medida que vayan apareciendo -los principios y los comentarios-).
* Rigor. Desde que tengo uso de razón (hace un poco menos de diez años, a decir verdad) me he esmerado en utilizar de manera más apropiada, y con algo de cuidado esta maravillosa herramienta que es el lenguaje. Procuro observar mi forma de escribir, a ratos también de hablar. Recibo gustoso los aportes de quienes encuentran los infaltables gazapos idiomáticos, siempre y cuando se ajusten al principio anterior. (Nota 2008: en caso de duda, consulte. Un buen recurso es la página de la Real Academia Española www.rae.es).
* Retroalimentación. El ejercicio de "dialogar" a través del teclado ayudará a mantener viva esta inciativa. Escriba, opine, aporte, proponga. Critique constructivamente y, por favor, absténgase de juzgar.

Ya aparecerán los demás.

(Nota 2008: seguidamente, además de unas vagas apreciaciones acerca de cómo me imaginaba en ese entonces un blog, citaba dos de los primeros espacios de este tipo que conocí.
Hoy desafortunadamente uno de esos no está "al aire", pues su autor falleció trágicamente fuera del país. Igual, le doy el crédito a Carlos "El Gordo" García, quien en sus escritos me sacó siempre una sonrisa, cuando no una carcajada.
El otro es escrito por un ex-compañero de estudios superiores, con quien hicimos hace unos años el experimento de trabajar juntos como profesionales. Es una relación algo curiosa, pues no somos los mejores amigos, pero tenemos afinidades en algo. Aunque discrepo de muchas de sus posiciones, lo respeto y admiro la pasión con la que ha llevado su blog (ahora vlog, flog, y según sus propios términos "fvblog" -o algo semejante). Visite La Stulta Viro, de Daniel Andrés Arango Mila).

Esa fue una buena manera de desahogar la metida de pata de mi pretendida publicación. Por algo sería.


Nota final 2008: Después de explorar un poco más estos espacios, entendí la regla única y fundamental que rige el asunto: "No hay reglas".

domingo, 25 de mayo de 2008

Segundo envión

Hace algo más de año y medio comencé a poner por escrito algunas de mis pretenciosas reflexiones, en un espacio similar a este. O blog que llaman (el equivalente en castellano sería bitácora, pero en este caso vale la licencia). Y tan pretencioso como mis reflexiones resultó ser el intento. Injusto sería decir que "nació muerto", pues alcancé a publicar tres o cuatro entradas... ¡en el primer año!.

A raíz de tal fiasco, pues el sentido que le veo al asunto es el de alimentar constantemente esos "diarios de vida", y recibir a cambio visitas, observaciones, aportes y hasta insultos, opté por suspender la publicación, que anteriormente se encontraba (bueno, aun se encuentra, pero no a la vista del público) vinculada a mi cuenta de usuario de uno de los mayores -si no el más grande- servidores de correo, mensajería instantánea y demás herramientas basadas en la red para usuarios legos en temas de comunicación. Si a algún curioso se le ocurre la absurda idea de conocer ese primitivo intento, bien pueda resignarse: no se pierde de mucho. Y si insiste, envíeme su dirección de correo electrónico en hotmail o msn.

Pero como no hay padre que no quiera, aunque sea un poquito, a sus hijos bobos, pienso rescatar de esos escritos aquel que me pareció apropiado para iniciar. Se titulaba, si mal no recuerdo, "las reglas del juego".

Eso sí, hago la salvedad: el escrito que eventualmente se transcriba será sometido a un merecido filtro, pues después de diecitantos meses algunas mañas nuevas habré adquirido.

Y como sigo estando en un limbo entre los sujetos que pertenecen a las generaciones que le temen al computador y aquellos que tienen la capacidad de manejar como un juguete las herramientas tecnológicas de comunicación recientes, opto por utilizar este sencillo pero efectivo blogger (gracias Google) para transcribir mis ideas.

No espere grandes (ni pequeños) despliegues de tecnología, efectos, animaciones, aplicativos, muñequitos haciendo muecas ni interfases gráficas excepcionales. La plantilla básica de este servicio gratuito es absolutamente congruente con mi criterio funcional, sobrio y, si se quiere, desabrido. Lo que me interesa es escribir algo, y de vez en cuando publicar una foto o imagen que acompañe y complemente el texto. El resto son adornos, accesorios y ornamento, el cual suelo despreciar (1).

La intención (o nuevamente pretención, llámela como quiera) es exponer mis reflexiones acerca de para qué carajos los seres humanos estamos pisando la tierra. Y de paso, compartir algunos avances que he logrado en el camino que quiero recorrer de aquí en adelante. Sería gratuito hacerlo sin haber dado el primer paso, y ya que en estos últimos años logré acumular algo de sensatez, dejar un poco la inmadurez (¿?), tener un relativo equilibrio financiero y lo más importante: decidirme, considero que esta vez mi blog puede convertirse en una suerte de ´diario de viaje´.

Lo más probable es que en los meses por venir el movimiento de este espacio sea reducido, pues sigo inmerso en una rutina que forma parte del proceso, pero que por fortuna -y si las cosas salen como lo he planeado- no durará mucho.

Arranca pues mi segundo intento de hacer un blog. Y si leyó hasta aquí, se merece un agradecimiento por su paciencia, y una invitación a dejar su comentario (exprese lo que quiera, pero no ofenda a nadie. Menos al idioma).

Hasta la próxima. Si llega a ver la luz.

(1) Para mayor ilustración, consulte el ensayo "Ornamento y Delito" del arquitecto austriaco Adolf Loos (publicado en el blog colectivo "Hispanoamérica. Artes del Libro").